viernes, 7 de octubre de 2011

Nos conocimos un 25 de julio cualquiera

   Hoy me apetece hablar de ti. Hablarte a ti, de cerca, en privado. Olvidarme del mundo perdido en el resplandor de tus ojos. Sé que te lo dirán a menudo pero tienes unos ojos infinitos y bellos. Tienes los ojos que debías tener.
   Apareciste una tarde inesperada. Llegaste entre risas para quedarte y la palabra clave fue "gracias". De veras...¡fue tan bonito descubrirte!. Y aunque te he dado muchísimas veces las gracias por estar ahí, hoy quería confesarte que ademas necesito que sigas ahí siempre. Eres el gesto que me recuerda todo lo que he pasado para llegar aquí y ser feliz. De nuevo tus ojos, y tus abrazos, y tus "cukiiiiii".
   Un día, dos como mucho, tardamos en tenernos cariño. Como de toda la vida. Descuida que estoy al tanto de que hasta ahora tú has dado mas por mi que yo por tí. Pero aún nos queda mucho tiempo.
   Estuviste ahí cuando mi mundo se hundía. Cuando descubrí el significado de decir adiós para siempre y cuando no dejaba de llorar por no saber retener las cosas. Por no saber retenerme. Estuviste ahí y al tiempo me compraste el billete de renfe a mi hoy. No te imaginas lo mucho que te debo. Por aquel sencillo, porque me acompañaste, porque tirabas de mi para que me levantara. Y a la primera no pero la vida luego va y nos une en el trabajo...que mas??-te quiero-. Y me acuerdo como bajaste a Mauritz para contarme que te ibas y nos salimos a la calle. Lloramos. Pero ya sabíamos que no era mas que otra etapa.
   También te debo unas pipas en un banco y algún que otro paquete de tabaco.
 
 
 
P.D: "...conocimos  a unas niñas de Coslada. Vecinas de tienda y como Laura se puso mala con la [...] Jose y yo estuvimos toda la noche con ellas..."  (parte de lo que puse aquel día en mi agenda, verídico)

No hay comentarios:

Publicar un comentario