lunes, 31 de octubre de 2011

la bohemia...



    Estupenda versión que hace Concha Buika del clásico tema del francés Charles Aznavour. Que recuerdo
entre otras voces como hilo musical de mi infancia. Él, María Dolores Pradera, Nana Mouskouri, Demis Roussos, Adamo, José Luis Perales... andaban sonando en la cocina mientras mi madre limpiaba o preparaba la comida y yo jugaba en el salón. Son canciones que me llevan a ella y me transportan a una atmósfera de una profunda nostalgia y quietud. A las primeras veces que empecé a plantearme que el dolor podía existir y
resistir la mercromina.
   Ésta canción y la de "me llamas" de Perales son las que mas recuerdo. Pero hubo muchas mas. Rancheras de Rocío Dúrcal. La voz de Rocío Jurado. Mocedades y su "eres tú" que llenaban la casa de sentimentalismo. Sabina, Serrat    
y Chavela. Camarón. Boleros de Armando Manzanero y de los Panchos. Y los viejos vinilos de Tango de mi abuelo que daban el punto canalla y vividor y sonidos de bandoleones, zapatos de  tacón esperando junto a la farola de el caminito de vida que se abría ante mis ojos.
   La música lo es  todo porque a diferencia de la escritura, la pintura y otras necesidades básicas, el que canta, es capaz de susurrarte hasta los sentimientos mas íntimos y dar un vuelco a tu alma.
   A veces pienso que sin música el mundo no podría existir.

La noche antes

   Sentimientos crudos dónde los haya,
en qué momento se olvidan y buscas,
omitir las  sensaciones mas bruscas
ágil, huyendo de tan sucia laya.

   Por mas que te recuerde ya no estás.
¡Pobre chico!, ni estás, ni se te espera,
desde que tu eterno gesto crujiera,
sólo en nuestra memoria trotarás.

   E irás, de a pocos, tornando en borrosos
los frívolos instantes que aún nos unen,
posando vivo en la foto velada.

   Con el visaje y los ojos biliosos,
por las mil lágrimas que me importunen,
en el fondo de mi esencia clavada.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Noches de Madrid

   Salimos del teatro ya con la noche encima. Madrid se estaba preparando para el frío pero daba tregua para salir en cazadora. Íbamos comentando el espectáculo que habíamos visto y de ahí empezamos a sorprendernos. Intereses comunes, reflexiones, risas. Y entre otras cosas hablamos sobre la libertad en el arte. En el sentido de que el arte debiera ser comprendido como algo espontáneo que no puede ceñirse a reglas ni normas.
  La Gran Vía bullía como siempre. Luces de Madrid. Banda sonora de conversaciones ajenas a cada paso.  Despacio, bajando de Callao a Sol por Preciados. Estuvimos recordando el dadaísmo como forma mecánica e ilógica de escribir y preguntándonos si era posible que la creación del artista fuera cien por cien indeliberada.    -Creo que una idea primigenia siempre subyace. Para escribir palabras sin relación entre si y fuera total de algún contexto, quizá primero tengas que pensarlas. Por lo que no sería del todo casual o fortuito-.
   Mientras atravesábamos la Plaza de Santa Ana para alcanzar la calle donde se encuentra el Colegio de lo Ingleses, me preguntó si creía en la inspiración del artista. O si tal vez apostaba por el trabajo constante del autor sobre su obra. -Algo de ambas -repuse-. Con el tiempo me he dado cuenta que una rutina de trabajo, no solo escribiendo sino investigando, leyendo, reflexionando... es algo clave para que puedas crear algo notorio. Pero a la vez si que empatizo con aquello del genio creador que propugnaban allá en el XVIII los escritores románticos. Una fuerza incontrolable que te empuja a expresarte a través de las vivencias y los sentimientos. Y eso es algo innato. Quizá sea la conjunción exacta de ambas ideas lo que pueda hacer a alguien ser considerado un verdadero artista-.
    Llegamos a Antón Martín y nos despedimos alegrándonos por no ser como los demás. Dando fe de las diferencias entre los que viven y los que solo están.
    Él se metió en el metro y yo volví sobre mis pasos hasta llegar a mi buhardilla.

martes, 25 de octubre de 2011

Libros en los que estoy :)

Hacía tiempo que tenía ganas de enfrentarme a él y
el último San Jordi cayó en mis manos (moltes gracies ;P)
Lo empecé a leer en una estación de buses en Londres y  solo
el prólogo es increible (siempre es bueno refrescar la historia del
mundo a través de personajes tan fantásticos e inmiscuirte de nuevo
en el contexto). Lo leo de a pocos pero es que quiero aprenderlo.


Lo descubrí en internet y lo compré en
la FNAC. Editorial Alba. Tienen una colección de
manuales tanto de poesía como de narrativa pero sobre
todo se centra en mecanismos y ejemplos para que pulamos
todas las facetas de escribir:
tiempos, voces, linea argumental, diálogos, descripcciones....
Es ameno y pequeño (unas 100 hojas) y aunque un poco
caro es un buen libro de consulta para el futuro. Por ahora tengo
2 pero espero hacerme con alguno mas.  
A punto de terminarlo. Es el libro que leo en las
pausas del trabajo y la verdad es que me está encantando. Una buena trama con una ambientación pefecta y en un tono semi-periodístico de lo mas didáctico. Otro de esos
libros que te hacen feliz por 20 céntimos ;)
Acabo de empezarlo. El otro día mirando libros
en mi habitación lo vi y me di cuenta de que a
apenas si leo cosas de escritores franceses. No se me dan como cierta pereza pero a la vez
Hay muchos autores como Balzac de un realismo puro que me incita a descubrirlo


domingo, 23 de octubre de 2011

Por la ventana

   Sobre las tejas de arcilla en pausa,
del techo que aparece en claroscuros,
valor para volar sobre los muros,
desenredando de mi mal su causa.


   Las losas que tal vez me hicieron daño,
las caras que olvidáronse de mi...
los muchos años que sin ser, te di,
volverán de seguro sin amaños.


   ¡Qué las cosas nunca son lo que vemos!
los recuerdos no dan para dos vidas,
quizá nuestro momento ya voló.


   Cada abrazo que nos den, lo debemos,
cada susurro lección aprendida...
tú vida en mi pecho, a huida sonó.

Escupir (pero no en la calle) es la mejor forma de no envenenarse

    Pararé un minuto para coger fuerzas.

    He vivido tantas vidas distintas que en ocasiones no supe controlar las cosas. Sobre todo me falté el respeto a mi mismo. Eso pesa y mi conciencia mil veces me lo ha echado en cara. Sobre todo permití que lo superfluo me desviara del camino que esperaba. Mil decepciones, desprecio, falsedad, envidia... nunca supe de qué pero muchísima envidia a mi alrededor.
   Voy a pecho descubierto. Sin medida. Y lloro y eso me da fuerzas, y soy yo en todo momento...ahora, soy yo.

    Se de sobra que mi vida no empezó cuando tuve que aprender sin mas opciones, a ganármela.Yo decidí tirar hacia delante con todo el peso que arrastraba pero seguro de luchar por algo que no puede jamas dejar de motivarme. Mi vida.

    Gracias a ti Adri que tuviste que irte para siempre para que mi existencia empezara a cobrar algún sentido. Y Dios sabe, y tú también sabes lo mucho que me arrepiento de tantos momentos en que me buscabas para vivir conmigo y yo solo puse excusas. Y te fuiste. Y dejé de entender todo...  y terminé por hundirme del todo.
     Recuerdo tantas mañanas en mi exilio. Abría los ojos y se me caía el techo. Me pesaba hasta el aire y mi única defensa, mi único escondite fue ese edredón con el que me tapaba de mi vida.
   Hablé contigo 3 días antes. Tú te alegrabas por mi y yo por tí, y quedamos en vernos el sábado. Venías de permiso. Y nos vimos... al principio no quería pero nos vimos. Eras tú.
   Tú me hiciste comprender y valorar.
   Es complicado elegir las palabras para hablar de una sensación tan cruda. Un globo que se hincha dentro. Y notas como se oprime tú espacio y te falta el aire. Explotas llorando mares, te quedas seco y explotas de nuevo. Se te marcan las ojeras, se me caen los dientes y te pierdo para siempre. Te pierdo, me pierdo y al final acabo perdiendo la mitad de mi. Mi último momento de felicidad ingenua. Se me cambió el gesto y exploté de nuevo a mares con otro adiós.
   Tú me hiciste comprender y valorar.
   Y me empezó a sobrar gente. Mi gente no podía ser la que impidiera que fuera yo. Con mis virtudes y mis miles de defectos. Ser yo. Ser yo. Ser yo... porque comprendí que esto se acaba y a partir de ahí me dejaron de importar los años y me quedé con los momentos. Dejé la pesada carga de los fallos cometidos por luchar, por no repetirlos, por demostrar. Sentir, querer, tocar. Sentirme bien sabiendo lo que valgo. Y lo que valgo es el resultado del cariño recogido. Tanta gente que me ha ayudado y me ayuda, miles de consejos, de comida cuando ni eso había, de dinero y dinero y dinero...y tanto adios por el dinero. Pero no hay rencor simplemente descubrí que tenía la posibilidad de decidir y decidí.
 

   Me he construido con trocitos de vosotros. Exagerado en mis palabras seguro pero jamás, jamás mentí sobre mis  sentimientos. Jamás pronuncié un te quiero sin valor, ni lloré una lágrima inventada. ¿Qué queréis? yo no me quedo en la superficie. Me pierde el alma pero se que llegué hasta el fondo de muchas y de ahí , de ese desinterés por mi, en ocasiones, por sacar lo bueno, buenísimo que tenéis dentro tantos y tantos, me he ido rehaciendo. Porque soy eso. El eterno principio y fin. Que se reinventa. Que busca y encuentra, como escribiera Derak Chopra, "sopa de pollo para el alma".
 
   He fallado muchas veces. He repetido tantos errores que es normal que la gente se canse. Da mucha fatiga ver como alguien a quién aprecias repite una y otra vez los mismos errores. Con peores consecuencias. No les culpo. Lo entiendo pero yo, NUNCA LO HARÍA. Y sales tú pequeño de hace 10 vidas, con tus frases que no se me olvidan... "no pretendas que la gente sea como tú". Y muchos años después de dejar de ser realmente feliz contigo. De aquel bingo y el roscón. Y de esos últimos guiños... aprendí, ya no busco en los demás un espejo. Busco lo que les diferencia de mi. Mi momento de aprenderles.
   Y aprendí también a arrepentirme. Hasta entonces nunca y ahora... me arrepiento de los abrazos que no di ,de no valorarte en el momento como te merecías primo. Eras tú de lo poco que me seguía enganchando a ese mundo terriblemente gris que veían mis ojos rojos. Fuiste tú el que me quitaste los complejos y me diste el mejor arma que tengo... creer en mi y lo hiciste de corazón y también te fallé. Por eso no puedo dejar de intentar llegarte porque eso lo aprendí... luchar por lo que me a hecho vivir. Algún dia. En un abrazo. En una mirada. Te pediré perdón y me perdonaras, y me pedirás perdón y te perdonaré.

   De buena gana escupiría la lista entera de nombres que en algún momento me hicieron sufrir. Pero no. Yo soy mas que eso y el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio. Yo no soy nadie. Ni juez que se alce sobre la plebe para señalar con el dedo a aquellos que me hicieron daño. Mi "venganza" es fría y ademas ni yo mismo la manejo. Es mas sutil que todo eso. Que se mire cada quién en un espejo. Yo ya me he dado cuenta y en verdad que me da pena pero sois vosotros (los que ya no estáis conmigo) los que habéis perdido el brillo de vuestros ojos. Yo no. Nunca, porque sigo queriendo vivir, aprender, crecer...

  Lo haré todo mas discreto. Lo seguiré diciendo todo en algún lugar que no veas pero que a la vez si quieres, es tuyo. Soy feliz

martes, 18 de octubre de 2011

Canción optimista de la luna

¡Qué bien huele a mañana desde el tejado que acaricias!
no recuerdo tu nombre
pero se me antoja fútil el detalle de aprendérmelo
no recuerdo en que estado dejamos de sentirnos
pero veo que aún sin mi
sigues viniendo cada noche
y escondiéndote cada mañana.

La hora en la que marcas los principios
los minutos que saboreo con tu luz de plata y agujeros
los segundos que estuve a punto de perderte
y el milagro de cada nuevo despertar

¿Cómo no ser feliz si a pesar de que te engaño,
siempre me das un nuevo día?
¿Cómo sentirme triste si cuando no encontré el camino
por mi mismo,
me lo marcaste tú...
con tus futuros, tu alegría y tú energía
reflejados
en una nueva oportunidad de ser feliz?

martes, 11 de octubre de 2011

A veces tras las cortinas sólo hay una pared de ladrillos -parte II

   A la mañana siguiente todo seguía igual. Por un instante estaba completamente seguro de que lo había soñado. Pero el ruido de la taladradora de la obra del parque le devolvió a la realidad. ¡Qué buena forma de empezar el día!-pensaba irónicamente-.
   Tardó mas de lo normal en hacer todo. En desayunar, si es que a eso se le podía llamar desayunar. Café y cigarro para empezar con fuerzas el día. Tardó en ducharse también cómo disfrutando cada chorro de agua caliente en su piel fría. Tardó mas en hacer todo lo cotidiano porque de forma inconsciente comenzaba a despedirse de lo que le rodeaba.
   Cogió su inseparable cartera de piel negra gastada por los años y bajó a la calle. No sabía muy bien donde ir así que después de un rato pululando por las aceras llenas de hojas, pensó en hacer un poco de compra. Sólo lo indispensable: pan de molde, huevos, café y coca-cola. Le dio su último billete de cincuenta a la cajera y recogió el cambio contando los días que le quedaban de bienestar según los paquetes de tabaco que podía comprar. Semana y media. Dos a lo sumo aunque pronto se desengañaba. Salió y pensó en ir a ver a su mejor amiga, Raquel. Sabía que en cuanto a dinero no iba a obtener ayuda pero de momento le bastaba con un poco de desahogo.
   Llegó al portal, llamó, le abrieron y subió por las escaleras los cuatro pisos que había hasta llegar a la casa de Raquel. Entró en la casa y en seguida ella salió del baño a saludarle.Termino de arreglarme -dijo ella- y nos vamos. Tras media hora Raquel salió de su habitación lista para ir a cualquier sitio. Se pasaba horas arreglándose pero la verdad es que le cundía muchísimo. Siempre llevaba perfectamente peinada su oscura melena. De pelos finos pero con volúmen. Siempre maquillada al detalle, sin excesos. Todo muy natural y atrayente. ¿Nos vamos? -preguntó- pero Martín la cogió del brazo y la acompañó al sofá.

   - Ayer recibí la notificación de desahució -le dijo sin esperar a que se terminara de sentar-.
   - Pero... ¿y qué vas a hacer?. ¡Ay madre!. ¡Y encima sin trabajo! -acabó tras una leve pausa Raquel-.
   - La verdad es que no lo sé. No sé que voy a hacer. Mira que he estado en situaciones complicadas en mi vida pero de ésto...de verdad que no sé como o por dónde voy a salir - mientras hablaba se acariciaba la barba de tres días como si fuera una barba de años que colgaba. De arriba a abajo hasta terminar de recorrer
su cuello y vuelta al principio- . Raquel de verdad que no sé que hacer.
   - Y has hablado con tú padre. Cuéntaselo, a lo mejor te puede ayudar.
   - ¿Tú crees? -le contestó mientras le brotaba una mueca de sarcasmo en la cara-. Fíjate lo que te voy a decir que igual le llamo. En verdad no tengo nada que perder.
   - Martín, sabes que en mi mesa siempre hay un plato para ti, ¿verdad?.
   - Lo sé. Lo sé Raquel y te lo agradezco muchísimo pero le veo todo tan negro...sin trabajo, ayer la cartita del desahucio...
     Raquel le miró con ternura y sin apenas dejar que acabara de hablar le abrazó. Martín aceptó el abrazo y pocos segundos después comenzó a sollozar. No lloraba, era mas bien como el gemido de un cachorrillo. Y Raquel le apretaba sus brazos con mas fuerza mientras le acariciaba cariñosamente la espalda y el pelo. Venga vámonos -le dijo dándole un empujoncito- a ver sin nos da un poco el aire. Te invito a una cerveza.

A veces tras las cortinas sólo hay una pared de ladrillos -parte I

  Serían las 8:45 de la mañana cuando tocaron el timbre. Intentando abrir los ojos y dejar de bostezar, Martín fue hacia la puerta. Abrió, firmó, se despidió amablemente y cerró con suavidad. Se quedó unos instantes quieto, apoyando la frente contra el marco de la puerta. Después, suspiro hondamente. Había llegado la notificación de desahucio.
   Se apoyó en la lavadora observando el pequeño trozo de cielo que se dejaba ver en el patio de luces de  aquel anodino bloque de pisos de Madrid, en el que llevaba viviendo los últimos meses. La noticia no le había sorprendido, sabía que tarde o temprano tenía que llegar pero qué hacer ahora era lo mas complicado. Solo le quedaban unos pocos euros de lo que le había dejado su padre, llevaba meses sin trabajo y ahora corría el tiempo en su contra mas que nunca. En quince días debía dejar el piso.

   Como no podía dejar la mente en blanco, cogió las llaves y la cartera y marchó a la calle. A veces cuando las contrariedades le dejaban noqueado, sentía la necesidad de mezclarse con el mundo. De desaparecer confundido entre miles de personas que van y vienen con prisa, a todas horas. La verdad es que parece hasta egoísta el motivo que tenía para ser uno mas, es como si solo cuando no sabía hacia donde ir fuera cuando necesitara algo de calor humano. Después de veinte minutos se percató de que estaba a punto de llegar a la Plaza de Oriente. Ralentizó un poco su paso y giró en dirección a la Almudena y el viaducto de Segovia. Se sentó justo donde acaban los paneles anti suicidas ( -antes estaba en boga aquello de acabar con todo tirándote desde el viaducto). Con las piernas colgando, en dirección sur sus ojos, ensimismándose en el horizonte de Madrid, como buscando un torrente de respuestas. Una llave para abrir su caja de Pandora y vaciarse así de una vez.
    Se pasó horas allí sentado y cuando caía la tarde regresó a casa. Conectó el ordenador, puso a calentar algo en el horno y tomó de nuevo la notificación de de desahucio entre sus manos. Lo cierto es que no tenía a dónde ir. Sentía algo parecido a la agonía pero a la par estaba seguro de que solo él podía cambiar su suerte. Le faltaban fuerzas. Toda la vida le habían faltado fuerzas. Se quedaba parado cuando la situación requería de algún esfuerzo. No era que no le importaran las cosas, simplemente no se sentía capaz de modificar el transcurso de lo hechos.
   Después de dos o tres horas enredando en el ordenador se tiró en la cama. Los ojos y la mente completamente velados, el cuerpo dormido. Así era imposible descansar -se decía-, y llevaba así años.

lunes, 10 de octubre de 2011

Otro octubre que no entiendo

                                                                                                          ¡Qué complicado éste mes de octubre!
                                                                                      ver la foto en la que llevas el pendiente que te regalé
                                                                                                                                                      ¡calavera!
                                                                                                                                                  el color rojo
                                                                                       cada vez que alguien sonríe (nadie lo hace como tú)
                                                                                                                                       los a partir del lunes
                                                                                                                                  los sueños en la azotea
                                                                                                                                                    y el vodka

                                                                                                                   Cada vez que me doy la vuelta
                                                                                                                                                    apareces...
                                                                                                                            sobre todo en éste octubre
                                                                                   sobre todo en éste octubre
     que te devuelve (para algunos) del olvido
                                                                                      sobre todo por las noches
                                                                                                             y no soporto echarte tanto de menos

 

Cuando la palabra definida cabe en la definición

   Voy a intentar describirte con una palabra...
voy a intentar no hundirme en las playas que ya olvidé
voy a intentar no tener miedo de mi
voy a intentar dejar de llorar por no entender(me)
voy a intentar no escribirte, ni pensarte...ni quererte
voy a intentar redefinirme desde hoy
voy a intentar no hacerme mas daño, dejar las cuchillas y los "prozacs"
voy a intentar sacar de mi cabeza todo aquello que metieron sin permiso
voy a intentar serle fiel a los recuerdos y ver lo malo solo mal, sin adornos
voy a intentar dejar olvidada mi cara B porque mi cara A aún es virgen
voy a intentar dejar de intentarlo y hacerlo
y ver que vuelvo
a desafíar mis propias reglas
mis excusas para todo
mis mentiras
el manto de "septiembres" en el que me escondo
porque tengo miedo a ser feliz.

   Voy a intentar no huir de mi vida hacia la nada
voy a intentar no culparme por el mal de todos
voy a intentar simplemente ser feliz
y si no quieres volver no vuelvas
y si no eres de verdad, disculpa,
tal vez me equivoqué de canción en el viejo tocadiscos
(es lo que tiene el vinilo que se raya y da vueltas y vueltas y vueltas...)

Por los buenos tiempos

Por las tardes inmensas de verano
por los partidos de fútbol sobre tierra
por los sueños que no pensábamos cumplir
por los daños que olvidamos
por el orgasmo retardado de reír
por compartir una vez mas un cigarrillo
por subirnos a ese banco de madera
y mirarnos a los ojos.
Por volver hasta ese punto en el que pierdo
la noción de estupideces que ya he hecho
de las cosas que he perdido y no quería
hasta olvidarme de la letra
de aquel tema que cantabas para mi

sábado, 8 de octubre de 2011

Sombrero de copa, de ala ancha y negro

   Jack era un sombrero. Eso nunca lo había ocultado. Era mayor y las cicatrices ya se le notaban en el fieltro. Había pasado los últimos años en un baúl de atrezzo de un circo de tercera. Yendo de pueblo en pueblo. Volviendo al baúl en todas las ocasiones. Pareciera que nadie quisiera percatarse de que su realidad era otra. Era un sombrero de copa, de ala ancha y negro. De fieltro atiesado con un cinturón de seda en negro también pero con reflejos. Quizá destellos de una vida que solo el recordaba. Y al acordarse, su memoria se teñía de mangetas como la banda suave que se apoyó, en otros tiempos, en tantas memorias.
    Le entristecía recordarse tan arriba. Cuando podía verlo todo desde un lugar privilegiado. Y ahora vivía en un baúl.
    Él que llegó a ser acariciado por manos finas y blancas, y cepillos de nácar. Que supo ganarse cada elogio desde la cima del mundo. De su mundo de sombreros.
   Y ahora mal-duerme aplastado en un baúl junto a una guitarra sin cuerdas y un reloj que se paró y nadie auxilia.
   Ya le avisó un tacón de charol desparejado que no era mas que un complemento, una moda que pasa  y se olvida. Que como todas cansa. Pero no la creyó. Y siguió disfrutando de las cenas de gala en casa del señor embajador, en el teatro, en los paseos por la acera de los pares de la calle de Alcalá ...y sin saber como en una mudanza comenzaron a olvidarle.
   Jack, como casi todos los sombreros de su época fue hecho a medida. Para el joven Joseph Scott como regalo en su decimoctavo cumpleaños. Era la pareja perfecta de su nuevo frac. Pero las cosas pronto se torcieron y la crisis lo llevó a mas de una cabeza de nuevo rico.
   Creo que ya no recordaba los nombres de casi ninguno de sus propietarios pero recordaba el rincón de una luminosa habitación. Le gustaba imaginarse de nuevo ahí. Así no sentía cada golpe que le estaba dando el presente. Se pensaba comodamente apoyado en una cabeza de madera barnizada, en una cómoda de caoba tallada. Y se miraba al espejo. Y se veía realmente bien, casi brillante. Como la plata que le rodeaba y que jugaba con los rayos del sol a convertir el espacio en hilos de luz de colores. Pero la verdad es que ahora sufría. Nadie se hace una idea de lo penoso de su situación. Y es que el hoy le rajaba por dentro. Y se sentía sucio. Solo recordar el rincón de aquella estancia provocaba como opio, relativa calma para sobrellevar lo duro del asfalto.
   Él que estuvo a punto de ser sombrero de un marino mercante se arrastraba domado, delante de un mimo. Y sentía como una puñalada cada moneda que le arrojaban.
   Un sombrero de copa junto a una guitarra sin cuerdas y un reloj parado. Espacio de trabajo de un mimo comprometido con la causa de mostrar la realidad sin contarla. Un mimo del circo. Y es que Jack se dió cuenta que en realidad por muchas veces que caigas de cara, al final caes con tu cruz.

viernes, 7 de octubre de 2011

Nos conocimos un 25 de julio cualquiera

   Hoy me apetece hablar de ti. Hablarte a ti, de cerca, en privado. Olvidarme del mundo perdido en el resplandor de tus ojos. Sé que te lo dirán a menudo pero tienes unos ojos infinitos y bellos. Tienes los ojos que debías tener.
   Apareciste una tarde inesperada. Llegaste entre risas para quedarte y la palabra clave fue "gracias". De veras...¡fue tan bonito descubrirte!. Y aunque te he dado muchísimas veces las gracias por estar ahí, hoy quería confesarte que ademas necesito que sigas ahí siempre. Eres el gesto que me recuerda todo lo que he pasado para llegar aquí y ser feliz. De nuevo tus ojos, y tus abrazos, y tus "cukiiiiii".
   Un día, dos como mucho, tardamos en tenernos cariño. Como de toda la vida. Descuida que estoy al tanto de que hasta ahora tú has dado mas por mi que yo por tí. Pero aún nos queda mucho tiempo.
   Estuviste ahí cuando mi mundo se hundía. Cuando descubrí el significado de decir adiós para siempre y cuando no dejaba de llorar por no saber retener las cosas. Por no saber retenerme. Estuviste ahí y al tiempo me compraste el billete de renfe a mi hoy. No te imaginas lo mucho que te debo. Por aquel sencillo, porque me acompañaste, porque tirabas de mi para que me levantara. Y a la primera no pero la vida luego va y nos une en el trabajo...que mas??-te quiero-. Y me acuerdo como bajaste a Mauritz para contarme que te ibas y nos salimos a la calle. Lloramos. Pero ya sabíamos que no era mas que otra etapa.
   También te debo unas pipas en un banco y algún que otro paquete de tabaco.
 
 
 
P.D: "...conocimos  a unas niñas de Coslada. Vecinas de tienda y como Laura se puso mala con la [...] Jose y yo estuvimos toda la noche con ellas..."  (parte de lo que puse aquel día en mi agenda, verídico)

No solo fue un espejismo

   Con una canción puedes llegar a reencontrarte. Aunque solo sea por un momento. Conduciría una vieja camioneta roja -pongamos ford-. Y llevaría puesto un sombrero cowboy, ligeramente echado hacia atrás. Con aire chulo, como el día. Y volvería a pensarme observando lo infinito de la linea blanca que nos separa, a mi camioneta y a mi, del arcén.
   No es otro personaje al que encarno. Simplemente es otra arista. Otro "yo" de los muchos que conozco. Que camina hacia el horizonte por las rutas olvidadas. Con el crepúsculo en un naranja que quema y unos lilas que hipnotizan. "Always wanting you" destino. Casi siempre llego a tú momento pero huyes. Quizá la lógica explica simple de donde venimos y a donde vamos. Vengo de mi para llegar a ti. Ahora tendría que explicar quien soy yo y quien eres tú. Pero no puedo. Y por eso prefiero parar primero y descubrirme.
   Ese tú y yo en realidad, solo soy yo mismo. Lucha de poder entre lo correcto, lo que sueño y lo que sufro por no haber encontrado antes, lo que ni si quiera me he planteado que existe.
   En algún momento, no sé cual, inevitablemente me subí en aquella camioneta (depende del ánimo a veces fue un porsch plateado descapotable) y recorría carreteras entre desiertos. Y encendía cigarrillos largos con cerillas. Y solo esperaba encontrarte.

jueves, 6 de octubre de 2011

Cena de cumpleaños para alguien muy especial :)

   * PLATO PRINCIPAL:
      - Salmón marinado en limón y cilantro con medio cogollo de lechuga y un par de ramitas de cebollino.



* ACOMPAÑANTES:
- Pinchos de sepia a la plancha con ajo y perejil, y miel.





- Brochetas de langostinos con bechamel azul.




Y el resultado fue una velada encantadora. Rodeados de velas y frente a frente solos tú y yo.¡Bendita buhardilla! jajajaj soy feliz!!

martes, 4 de octubre de 2011

trip to hell: NATIONAL EXPRESS

   A petición popular he de hacer publico la realidad del transporte en bus en las Islas Británicas. Lejano queda ya el tiempo en el que el "gentleman" inglés era el prototipo de ciudadano y la puntualidad mas que una virtud era una obligación. Una cuestión de honor.
   El caso es que por causas del destino nos encaminamos en un viaje sin retorno (psicologicamente) en donde pretendíamos ir de Leeds a Londres durmiendo, aprovechando que era por la noche. La noche empezó mal, Lo sé. Ya que a mi colega se le rompió una de las ruedas de su maleta con 15kg de sobrepeso. El pobre fue arrastrándola hasta la "station" quemando goma y acordándose del que se la vendió. El tiempo de espera no fue mucho. No habíamos cenado y me acerqué a un puesto de comida con la intención de pagar en tarjeta pero no era posible. Nos disponíamos a estar mas de un día sin comer, a la postre también sin dormir. A nuestra vera chusma del montón: algún borracho, una yonkie, dos emos y algún "suporter" del Leeds. Todo parecía raro. Subimos al autobús de los últimos y ya no pudimos sentarnos juntos. Él a la izquierda y yo a la derecha. Mi nuevo amigo era un chino descalzo. Olía muy mal y no paraba de beber algo que olía peor y llevaba en un termo. Intentaba acomodarme pero era imposible. No conseguía encajar mis piernas contra el respaldo del asiento delantero. Era físicamente imposible. Mi amigo chino tampoco lo conseguía y en cada cambio de postura me iba comiendo terreno del sillón. Miraba alrededor y no encontraba a nadie "normal". La única chispa de humanidad estaba sentada a mi izquierda y era una entrañable mujer de unos setenta años y su cojín. Digo solo chispa porque en lo surrealista del viaje igual podía ser una adorable anciana que una jodida asesina en serie. El mal olor grupal superaba al de mi compañero de asiento. La luz encendida me impedía dormir. Hacía calor y el silencio no existía. No es aquello de que oyes un rumor de dos que hablan, no. Serían las dos de la mañana y todos seguían parloteando, bebiendo, comiendo, tosiendo...desde las doce. No podíamos dormir y era la única esperanza de conseguir fuerzas para poder recorrer Londres al día siguiente. Me dolían los ojos y la cabeza. Y muchísimo el culo y las piernas se alargaban por el pasillo. Mi amigo tampoco dormía. Ni el chino, ni la anciana del cojín, ni una familia que se subió en un pueblo fantasma y que con los chillidos de los niños y el apetito voraz del padre se unieron a la orquesta de ruidos desagradables que llenaban el autobús. El viaje estaba cobrando tintes de tortura vietnamita cuando de pronto
en la nada el bus se detiene. Se encienden la luces, la gente se agolpa y se oyen voces en inglés. Me entra miedo porque por un momento me parece que soy un preso al que llevan a la cárcel y se encuentra en manos del conductor que solo sabe gritar y dar órdenes y me olvido que la realidad es que intentamos hacer un trayecto mas en bus. Intento comunicarme con mi amigo pero está en trance. Sé que no está dormido. Pero sus ojos están cerrados y su cerebro como el mío hace rato que no carbura. Por fín reconoce mi voz y nos damos cuenta que nos cambian de autobús. Mas gritos, carreras y empujones para subir al nuevo. Como si hubiera menos plazas que en el anterior y los últimos (o sea nosotros) nos fuéramos a quedar sin sitio. En fin subimos sin tener la certeza de que nuestras maletas venían con nosotros y retomamos la ruta.


   Nuevo autobús, menos sitio, mas amigos. Volvemos a sentarnos separados y zas! cambio de acompañantes. Mi amigo con una chica y yo con otra. Las dos con la misma postura trampa fetal que les permite ocupar asiento y medio y a nosotros medio. Nadie se calla. Mi cerebro de verdad está cansado. Me pitan los oídos y pierdo las ganas de todo. Otra vez el autobús se detiene. Veo un hueco al fondo del autobús. Son dos asientos libres y aunque está al lado del váter ya me da igual. El chico que estaba sentado ahí se había ido al asiento del fondo. Me acomodo. Yo solo quiero dormir. Pero el chico vuelve y me dice que ese era su sitio y empezamos a discutir. En inglés. Al final me levanto para volver a mi sitio y me sale del alma un español y rotundo, ¡GILIPOLLAS! El chófer-sargento lo anuncia a gritos. Cuando arranque quien no esté se queda en tierra. ¿Dónde?. No se sabe. Pero nadie baja del bus. Se habrían acojonado como yo que ni siquiera me quedaban agallas para salir de la antesala de la muerte y fumarme un cigarro. No tenía fuerzas para desincrustarme del asiento. Todo el mundo empieza a gritar, a abrir lasta, bolsas de patatas, bocadillos. Todos comen y gritan. Son las cuatro de la mañana y mientras lo normal sería dormir todo el mundo come y grita. No podemos mas. Mi amigo levita su cabeza contra el respaldo de delante. Yo tengo ganas de llorar. Cambio de chófer y en la presentación del nuevo mas gritos y órdenes. ¿Dónde nos llevan?. Estoy dispuesto a contar todo lo que se con tal de que acabe este sufrimiento. Ya me da igual todo. De hecho le confieso a mi amigo que ni si quiera quiero ver Londres. Quiero matar y morir. Solo pretendíamos ir de Leeds a Londres.
   Al final llegamos. A pesar de viajar en National Express llegamos. No lloré. Mi amigo y yo estábamos de acuerdo. Éste había sido el peor viaje de nuestras vidas. Todo cambió a mejor con una taza de café en la cocina de una casa enmoquetada de Greenwich.