martes, 21 de agosto de 2012
Una dulce mentira
Vuelves y me voy...
De pronto vuelves y me voy.
Cómo la primavera vuelves y
te irás,
también,
con el calor y el color
de todas las noches,
de éste eterno agosto.
Vuelves y me voy...
y yo no soy así.
No soy de irme, ni de huir, ni de rendirme
pero cuando vienes,
me entran ganas de escapar...
marcharme cómo las aves
que aún sabiendo que regresarán,
necesitan ir muy lejos
para seguir viviendo.
Vienes y me voy...
vienes porque en mi cabeza eres
cómo el eterno retorno,
vienes o tal vez,
en realidad,
no te has ido ni un instante.
Vienes y me voy
al punto exacto
en dónde no encuentro sentido a nada,
Vienes y me voy...
y mi sonrisa se borra porque no te reconoce.
Vienes, vas y desde entonces creo
que perdí el ritmo de mis propios pasos.
¡Déjame ya libertad para ser!
¡Déjame olvidarte para siempre!
Déjame que borre de mi mente
la suave curva de tus labios
y el susurro tierno que me hizo
algún día,
creer
que vienes y te quedas.
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