martes, 26 de marzo de 2013

Rabia cómo sinónimo de felicidad

   
   A veces me das tanta rabia. A veces, sólo a veces, me entran tantas ganas de gritar que no sé cómo soltar toda la presión que me impongo. Porque no quiero que se me escape ni un sólo segundo. Porque me aterra que la vida se acabe. No es que tenga miedo a la muerte, es que no quiero dejar de vivir ni un sólo segundo. Quiero aprenderlo todo, vivirlo todo, soñarlo todo. Quiero comerme el mundo de forma tan ansiosa que sería capaz de vomitarlo y empezar de nuevo. Lo quiero todo. Quiero reir cómo si no hubiera un mañana y llorar océanos cuando lo necesite. Quiero abrazar y que me abracen tan fuerte que no me importa si hago o me hacen daño porque será reflejo de las ganas. Quiero ponerme a correr y no parar hasta desmayarme exhausto. Quiero hablar durante horas, días, meses... hasta que se me seque la boca. Quiero escuchar a todo el mundo hasta que me exploten los oídos. Quiero que me rodee la música en todo momento y saltar, y bailar delante del espejo mientras me creo lo mas grande. Lo quiero todo porque si. Quiero cumplir todos mis sueños. Quiero que vuelvan a mi vida todos los que se fueron. Quiero pedir perdón cuando hago daño y recibir disculpas cuando me hieren. Quiero no perder la ingenuidad de los niños y quiero no parar de recibir regalos. Quiero viajar por todo el mundo, y por el resto de mundos dónde sea posible. Quiero equivocarme y aprender cada día. Cada día. Quiero una colección de mañanas infinito y un pasado de Best Seller. Quiero amar con toda el alma y que me amen hasta la locura. Quiero ayudar hasta que no me quede un ápice de aliento. Quiero mirar a los demás tan a los ojos que pueda aprenderme de memoria las rayitas negras que tenemos en el iris. Quiero preguntar y resolver todas mis dudas. Quiero ser. Quiero escribir de lo que siento o inventármelo todo. Quiero no decir adiós nunca mas. Quiero ser. Quiero ser imprescindible. Quiero todo y lo quiero para siempre.

lunes, 25 de marzo de 2013

Metafísica de las sombras

   Fuerte y suave. Rápido y lento. La Misa en si menor de Bach jadea en las sombras cómo si en verdad fuera sexo. Cómo si en la oscuridad todo fuera eso. Fuerte y suave. Rápido y lento. A la hora en que las ideas se masturban y la luna sólo juzga lo que el sol quizá no entiende. La música de las sombras. El juego endeble del paso a paso entre el bien y el mal. ¿Pero acaso no es después de pasar por nosotros cuándo el bien y el mal significan algo?. Los rascacielos dan sombra a las grandes avenidas. Pero también un conejo a su madriguera. Y una seta a la tierra que le circunda ( o a una parte de la tierra ya circuncidada).
   Estando a oscuras nadie sabe bien quién cierra los ojos y duerme, y quién aprovecha para tenerlos completamente abiertos. No se distinguen en el peso negro de las noches, los tabúes del recto movimiento en pose de las apariencias. No se detectan fallas entre pechos que respiran al unísono mientras duermen. No se contagian los complejos. No se difunde el odio entre las sábanas. Y es que sólo se necesitan tres segundos a oscuras para conocerse. Durante el primer segundo se reconocen los rostros. Después se clavan fijos para siempre, los ojos. Y en el tercero, ya se aprenden la forma y los volúmenes de los labios. Y ya sin importar el tiempo que pase. Aunque la ceguera cubriera todas las almas del universo. En un abrazo la memoria devolvería fuerte y suave. Rápido y lento. Esos tres segundos eternamente. Da igual qué cielo te cobije. De noche... todo puede traducirse en sexo.
 

Jugando con la poesía


"Words Are the Diminution of All Things
The brief secrets are still here,
and the light has come back [...]" Charles Wright


   Si las palabras son la disminución de todas las cosas...
me quedaré callado,
escucharé lo que el silencio
tenga que decirme.

   Si los secretos breves todavía están aquí...
ocultaré mis cicatrices,
haré la vista gorda por no romper
la mágica concordancia
entre los sueños, las pesadillas
y la propia vida y alma
de las cosas.

   Y si la luz ha vuelto...
¡Si la luz ha vuelto!
Cerraré los ojos para siempre,
alumbraré callado el fin de todos los inviernos,
volveré inconsciente
a apagar el fuego frío
que me quema.
Veré sin luz...
porque en esencia,
te conozco de memoria.

domingo, 24 de marzo de 2013

Quién recibe de un amigo un libro tiene 3 tesoros... cultura, un libro y un amigo

   Como dijo el filósofo Fernando Savater, con el que tuve el privilegio de charlar una mañana en el hall de la facultad de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, "mi sueño es el de Picasso; tener mucho dinero para vivir tranquilo cómo los pobres". De momento aglutino en uno de los estantes de mi librería un tesoro compuesto de libros. Hay mas, muchos mas, en mi habitación pero en esta balda están expuestos cómo joyas varios libros que se hinchan de valor por su procedencia más allá de su contenido.
   Parte son comprados por mi mismo durante mis viajes y parte son regalos de gente muy especial que estando a miles de kilómetros de distancia, son capaces de hacerme inmensamente feliz trayéndome un ejemplar de la zona, en su idioma. Si están usados mejor. Si tienen anotaciones de anteriores dueños ya es high class.
   Por ahora la lista de ciudades que a través de ésta fórmula de ser feliz, están en mi poder, o por lo menos en el de mi imaginación son Londres, Ámsterdam, Lisboa, Pekín, Buenos Aires, Lima, Nueva York y Miami. Así es, en algún momento he leído a Hemingway acariciando las páginas que antes pasara algún neoyorquino, o a Lorca en un maravilloso libro de poemas es español con anotaciones a lápiz en holandés, comprado en la plaza de Spui.
   Ser rico no es sólo tener mucho dinero si no darle mucho valor a otras cosas que a simple vista pueden parecer menos importantes. Ser rico es guardar en tu memoria los recuerdos que forjan tu esencia, cómo el rato que pasé con mi mejor amigo en una librería de segunda mano en Notting Hill o la ilusión que me hizo aquel libro de cuentos de fútbol comprado en el mercado de San Telmo de Buenos Aires.
   Ahora espero uno muy especial, de una persona muy especial que vendrá desde Chile y una chilena guapísima me regalo antes el libro rojo de Mao en miniatura cuando visitó con su marido aquel país.
   En definitiva, ser bohemio es lo que tiene. Me gusta mas el olor a libro antiguo que el del papel moneda y creo que eso me regala a su vez ésta maravillosa sensación de poseer el mundo. De conectar con las personas... un inmenso GRACIAS

jueves, 21 de marzo de 2013

¡Déjame elegir... de momento!

   La droga está demodé.
El día se impone con su luz original
sobre las noches.
Sobre todos los reproches
se van posando los años
que sentencian para siempre,
una a uno,
cualesquiera que fueron los daños.

   Si tengo que morir que no sea hoy.
Que no sea hoy ni nunca.
Deja que viva todavía
tanto tiempo
que antes muera la luna.

   Si no nos queda tiempo
para guardar en la memoria
mas tiempo,
deja que haga un delete
en el pasado que se desvanece
para que se esfumen
los daños
y sólo quede el sitio
dónde pueda verte.

   Si tengo que elegir,
un momento.
¡Déjame elegir... de momento!
todo aquel tiempo
que no se escapaba de mis manos.
Y es que entre los quince
y casi los treinta...
no me he dado cuenta
de pagar mis deudas
porque estaba viviendo.

   Estaba aprendiendo a ser.
Estaba ganando y perdiendo.
Corriendo, comiendo, sintiendo...
todo aquello que pensaba
que sería eterno.

   ¡Déjame elegir que jamás me muero!
y que puedo cambiar lo malo que fue
por recordarlo... bueno.
Los coches, las noches y
la falta de dinero,
todo aquello por vivir
mucho mas que el universo.

Adri...feliz cumpleaños o cómo sea que se tenga que llamar éste, otro día mas que no comprendo.

   Hoy que el tiempo me devuelve a un lugar que no quiero que exista. Que me lleva al pasado que no olvido aunque quisiera. Que no quiero olvidar. Hoy, amigo mio, eterna sonrisa que se me clava tan adentro que lloro de la peor forma que existe. Lloro sin lágrimas. Lloro seco porque el dolor que me produce tu ausencia es tan grande que no puede traducirse en nada. Ni siquiera en lágrimas. Porque no encuentro consuelo en nada ni en nadie. Porque el sufrimiento es algo tan íntimo que cuando pasa el luto de las apariencias, uno debe resignarse a combatir sólo y de por vida con sus miedos. Por no cansar. Por no aburrir. Por no darse mas importancia de la necesaria.

   Hoy te escribo lúcido sin saber aún que desearte. Ya no cumples años y yo todavía no se hablar de ti en pasado. Ni en condicional. Ni de ninguna otra manera que atisbe algo parecido a que no vayas a volver. Y te tengo justo ahora a la izquierda de mi mesa en una foto. Y sonríes. Pero ya no existes. Por lo menos no de modo que pueda tocarte o escucharte. Sólo estás en mi cabeza y en mi pecho. Sólo porque te recuerdo. ¿Y si me olvido?, ¿y si algún día ya no te recuerdo?... sería ahí cuando ya no fueras nunca mas.
Entonces tengo la responsabilidad de mantenerte vivo.Yo, que no soy nadie, y resulta que ahora tengo el peso de mantenerte a flote en éste océano de olas que me embisten... desde que tu marchaste.

  Hoy iré a verte. Y entraré al cementerio que me recibe con violines y fuentes. Y releeré los mismos nombres de oro, en las mismas lápidas de mármol. Y pisaré la misma fusca de los cipreses que te cubren desde hace ya demasiado tiempo. Y la Victoria de Samotracia me indicará que he llegado al punto de girar hacia la izquierda y reencontrarnos. Feliz cumpleaños o cómo sea que se tenga que llamar éste, otro día mas que no comprendo.

martes, 19 de marzo de 2013

guardar para no tirar las partes de tu vida que ya no te sirven

   En teoría las cajas nos permiten guardar las cosas que no queremos dejar tan a la vista. Ya sea una caja de cartón, una cajita de música o una caja fuerte. En ellas guardamos cosas tan importantes, a veces, que son cómo cofres del tesoro y otras simplemente metemos sin ton ni son lo que no nos cuadra en ningún otro lugar. Y hoy precisamente escribiré sobre las 35 cajas que lo guardan todo en mi habitación. 35 cofres. 35.
   -Caja 1; varias corbatas que nunca me pondré, una básica negra que sirve para todo, 2 pajaritas y un anillo de acero con los colores de la bandera de España.
   -Caja 2; agendas de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012. Mi vida vamos. Con sus fechas, sus lágrimas y sus caritas sonrientes.
   -Caja 3; tabú o no de lo mas íntimo. Mío y no tan mío pero si. Porque todos tenemos secretos sin importancia para los demás. Con demasiada relevancia para nosotros mismos como para desprendernos de ellos.
   -Caja 4; recuerdos inclasificables desde el dispensador de un par de botellas de sidra de 2 noches imborrables de borrachera, hasta un despertador azul que me llevaron al hospital. Llaves de muchas de las casas en las que he vivido o unas gafas con bombillas a los lados.
   -Caja 5; recuerdos de viajes. Mapas, paquetes de tabaco de Ámsterdam, Cracovia y Marrakech. Una piedra del campo de concentración de Auschwitz. Unos condones con sabor a whisky de Edimburgo...
   -Caja 6; vacía.
   -Caja 7; vacía.
   -Caja 8; vacía.
   -Caja 9; un par de zapatillas que me he puesto dos o tres veces.
   -Caja 10; otro dos pares de zapatillas que nunca me puse.
   -Caja 11; un montón de gafas de sol.
   -Caja 12; otros dos pares de zapatillas más.
   -Caja 13; un juego de póker con sus fichas, sus cartas y su tapete.
   -Caja 14; notas que me deja mi novia cuando dormimos juntos, me voy a trabajar y ella se queda durmiendo. Es genial volver,ver y ser feliz.
   -Caja 15; cosas que la gente me regala porque saben que lo que mas me gusta en ésta vida es todo aquello que lleve la carita de smile. Hay de todo. Pos-it, pegatinas, mecheros, parches, una hebilla de cinturón, una agenda, una lámpara. Todo con esa cara amarilla que me da tan buen rollo.
   -Caja 16; una caja de nácar por fuera y terciopelo rojo por dentro traída desde Egipto.
   -Caja 17; envoltorios de regalos con tanto significado y, tan trabajados y pensados cómo los propios regalos.
   -Caja 18; basura electrónica que yo llamo. Viejos móviles y sus cargadores. Cámaras de fotos que ya no las hacen etc, etc, etc.
   -Caja 19; películas originales de culto cómo "Una historia del Bronx", "Snatcha, cerdos y diamantes" o "Trainspotting".
   -Caja 20; muchísimas mas películas no originales, cómo 100 o 200.
   -Caja 21; pantalones cortos para el verano que esperan ahí a que deje de llover.
   -Caja 22; 60 o 70 camisetas que ya no me pongo.
   -Caja 23; un libro para escribir que me regalaron hace muchas vidas y dos cuadernos hechos con mucho cariño de dos personas especiales.
   -Caja 24; libretas medianas usadas y sin usar.
   -Caja 25; libretas pequeñas. Lisas, con rayas y de cuadritos. Del chino, Moleskine y Taschen.
   -Caja 26; todos los tickets de H&M desde que empecé a trabajar ahí, casi 4 años ya.
   -Caja 27; cartas de mi amiga Paz cuando vivía en Granada y sobres de papel reciclado por si acaso. Be Concious.
   -Caja 28; agendas y libros sobre técnicas de escritura.
   -Caja 29; cuadernos de notas pequeños para ir apuntando lo que me llama la atención cuando navego por internet y plantillas para describir personajes cuando escribo.
   -Caja 30; la maravillosa cámara reflex de mi novia.
   -Caja 31; medicinas. Pocas gracias a Dios.
   -Caja 32; vacía.
   -Caja 33; álbumes de fotos vacíos para hacer regalos con recuerdos especiales.
   -Caja 34; pinta y colorea. Lo necesario para hacer cualquier manualidad. Folios, cartulinas, lápices de colores, rotuladores, foam, hojas estampandas, pegamento, celo, grapas, clips,pinzas, chinchetas, subrayadores...
   -Caja 35; cuentas de madera y de metal, bobinas de hilo encerado en varios colores y otras tantas de ante para hacer pulseras, lanas, telas... por si me surgen ideas...

   Porque al final somos seres unidos a recuerdos. Y los recuerdos en ocasiones conviene guardarlos. Para que no se pierdan pero ocultos para que no impidan que avancemos. Tengo mas cajas sí. Pero hace años que ya no van conmigo. En un trastero duermen desde hace casi 5 años decenas de cajas con mis recuerdos, mi ropa y cientos de libros que representan varias de mis vidas anteriores. En otro trastero hibernan los libros y cuadernos del colegio, mi colección de revistas de fútbol y casi todos los juguetes de cuando era pequeño.




   Supongo que la vida es una serie de cajas que van guardándose unas a otras cómo una interminable muñeca Matrioska y en el fondo, la caja mas pequeña es una que no puede abrirse. La que guarda celosa nuestra esencia.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Porque en algún momento todos necesitamos ayuda...

   Voy andando por las calles de Madrid entre miseria y necesidad. No es algo que se exclame a gritos si no mas bien una parte del aire que se respira pero que no sobrepasa los dos palmos el suelo. No puedo no darme cuenta del sufrimiento que me rodea. Y a veces me odio a mi mismo por tener los lujos que tengo. Como todos los días y casi siempre puedo elegir el qué, tengo mucha mas ropa de la que necesito, viajo, compro libros, voy al cine y ceno en ocasiones en restaurantes... mientras hay tantísima gente que duerme en  la calle, que come gracias a la beneficencia, que llora porque no entiende cómo se le escapó la vida de las manos. Miles de personas sin expectativas, sin esperanzas. A las que sobreviene un futuro apocalíptico.
 
   No podré nunca por respeto hacerme la víctima pero he vivido lo que es no tener ni siquiera para comer. Recuerdo como si fuera ayer, una tarde en la que vinieron dos amigos a verme. Condujeron el coche treinta y dos kilómetros para llevarme comida. Filetes de lomo, hamburguesas, pasta, aceite, latas de atún y algo de fruta. Y tengo grabadas cada una de las lágrimas de agradecimiento que lloré esa noche, después de que mis amigos se fueran de mi casa.

   Porque al fin y al cabo el ser humano es el único que puede sacar del agujero al ser humano. Porque todos en algún momento necesitamos ayuda, tenemos la obligación moral de ayudar cuando podamos. Sin esperar aplausos, sin sentir orgullo. Simplemente es el hecho de tener claro que en cualquier instante la realidad que nos cobija puede desplomarse cómo un castillo de naipes y ponernos boca abajo y sin salida. Quizá haber visto el límite en muchas situaciones te hace ver mas claro lo verdaderamente importante que somos cada uno de nosotros para los demás.

   Recuerdo un día, volviendo de la universidad, con la cabeza llena de ideas tras dos o tres horas de charla con futuros filólogos y filósofos en la cafetería de la facultad de Humanidades. Iba en el metro leyendo, seguro que a algún novelista ruso, cuando empezó a sonar un violín finísimo y elegante. Al principio disfrute la melodía acompasando mi lectura. No se me ocurría mejor instrumento para dejar que te penetre el realismo ruso de finales del XIX y principios del XX. Pero después inevitablemente mis ojos querían ver quién lo tocaba y descubrí a una entrañable señora mucho mas mayor de lo que me imaginaba y vestida de un negro pulcro de arriba a abajo. Pensé ¿cómo podría tener que buscarse la vida una señora de la edad de mi abuela?, ¿qué haría ella si no tuviera ni para comer?. Me toqué el bolsillo y adiviné una moneda de cincuenta céntimos que guardaba cómo oro en paño para poder comprar un paquete de pan de molde y asegurarme, a razón de cuatro o cinco rebanadas al día, pan para casi toda un semana.... fue inevitable y aquella semana no comí pan pero cumplí con mi obligación.

   La obligación de ayudar. El compromiso por el sufrimiento ajeno. La sociedad en la que vivimos gira en torno a la economía, a los mercados, a la banca y a la bolsa. Y muy por debajo de todo aquello están las personas. Importa mas cuadrar un balance que la soledad de un anciano. Es mas valioso un voto en unas elecciones que la sonrisa de un niño que no tiene futuro. Ahora como sociedad hemos llegado a la forma mas alta de genocidio. Estamos dejando sin trabajo, sin comida, sin un techo en el que cobijarse... estamos matando en silencio a miles de personas jugando a ésta trampa en la que una élite lo mueve todo para su uso, disfrute y beneficio. La lacra del siglo XXI son los políticos y los baqueros. Esa casta a la que hemos regalado el poder de decidir hasta la última decisión que tomamos en nuestras vidas. Ellos ponen precio a nuestro esfuerzo en el trabajo, tasan y financian las casas dónde estableceremos nuestros hogares, juzgan y tipifican nuestras relaciones, nos conceden o nos deniegan becas, ayudas, cursos, títulos, hipotecas... Suben el precio de lo que consideran necesario para cuadrar sus cuentas y no entienden que pasar de pagar un euro la docena de huevos a pagar uno con cincuenta es un drama para miles de personas para los que supone un esfuerzo sobrehumano diario, encontrar motivos por los que seguir adelante.

 

martes, 5 de marzo de 2013

Cosas que no me han gustado de hoy

-Haber fumado. 
-Parecer serio cuando hablo con mis padres y mi hermano, no pasándome nada.
-Que me doliera la tripa después de comer y ya toda la tarde mal.
-La falta de compañerismo. La desorganización.
-Tener la certeza de poseer potencial para algo grande y no aprovecharlo.
-Que me hablen mal.
-Que haya personas que por estar viviendo una situación angustiosa no se den cuenta que aún con todo, merece la pena estar aquí.
-Que del trabajo a casa me paren diez relaciones públicas por si en vez de llegar a casa, cenar y tirarme en el sofá, me apetece ir a uno de sus garitos de mier..
-Que llueva y que la persona que tengo al lado lleve paraguas :) Siempre es incómodo, no sé compartirlo y al final prefiero mojarme.

viernes, 1 de marzo de 2013

BIENVENIDA



    Autobombo o llámalo ilusión pero aquí está por fin el primer número de la revista LO_OK  /http://www.look-review.com/ (pincha en el enlace). Damos a luz hoy un proyecto en el que llevamos varios meses embarcados y con el que esperamos que disfrutéis tanto como nosotros.

PD Gracias Eva, Bea, Loreto y Lydi :)