El sol se deslizaba entre nubes fotogénicas para acabar en reflejos sobre las paredes. Blanco inmaculado con ventanas y puertas azules. Color de pueblo marinero que nos acompaña durante todo el paseo de los sentimientos que van a mas. Que siempre van a mas contigo. Y apoyarnos en los muros de piedra con historia, para dejar volar la imaginación con la vista en lo infinito del Mare Nostrum.
No es que las calles estuvieran desiertas si no que el barrio entendió nuestro momento. A solas. Para escucharte como a las olas con tu ir y venir de cariño y confianza. No es que Ibiza en enero esté vacio, es que por las callejuelas solo cabíamos los tres. Tú, yo y mi pecho que se hincha con la vida que me das.
Feliz es lo oportuno... lo acertado.
Tú, yo y mil sitios que nos quedan por descubrir y que poco a poco vamos a hacer nuestros porque quiero, me apetece y siento ganas de estar a tu lado y cometer mil locuras.
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