la lejanía
que acontece,
entre mis noches
y los días,
las ideas
y "venidas",
las lecciones aprehendidas
a la luna,
mundo out of line,
nostálgico
y austero.
Observé que a veces,
sentimos mas nuestras palabras
que el sentido propio de nuestros sentimientos,
dibujamos comillas a los términos
para dotarlos de relieves ampulosos,
creamos el mundo en el que queremos
creer.
Sin ser.
Vivimos como si fuéramos a hacerlo para siempre.
No existe la pausa y
tememos por encima de todo a la muerte.
Quizá no podemos ver mas allá
y nos movemos todos
como guiados.
Y somos inflexibles en nuestro error
de parecer lo que no somos.
De comernos a besos,
de perder los estribos
y de soñar despiertos.
La derrota es el paso previo, la bofetada en la cara que nos permite comenzar a encontrar el modo idóneo de seguir equivocándose. Eso sí, ya de forma consciente.
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