Bastan los pasos que dimos para acercarnos al pasado que se desvanece.
Bastan los olores y el tacto,
el sentimiento que a veces, se anticipa.
Bastan dos o tres lágrimas saladas
y todo lo que tragamos nos escuece.
Bastan un par de horas, solamente un par de horas,
en las que podría desvanecerme yo también,
si te huelo
o si te toco,
o si te lloro y me lo trago.
Bastan varios minutos vividos para recordarlos durante toda la vida.
Quizá sea eso.
En ésta vida tenemos dos pellizcos llenos de matices que harán en adelante las veces de nuestra historia. 2 instantes donde la felicidad nos explota por dentro y para los restos sea asumir, o intentarlo, las consecuencias.
No importa. Aún así mereció la pena.
Da igual. Si vienes y te vas, y si aún no te conozco y me despido...
merecerá la pena.
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