jueves, 27 de diciembre de 2012

Envero

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   A veces simplemente necesitas que alguien te pregunte para contestarte. Quitarle hierro a las cosas para asumirlas en voz alta.

   Da miedo. ¡Claro que da miedo!. Cuando uno se da cuenta que no es dueño de todo lo que hace, de lo que sueña o de todo lo que siente. Y, a veces, ponerte al borde del precipicio te muestra mejor que nada en el mundo el camino ha seguir. Pero para seguir, para vencer, hay que ser honesto.

   ¿Por qué no reconocer que en ocasiones las circunstancias te descolocan?, ¿por qué fustigarnos cuándo ocurre algo que hace tambalear la torre de contradicciones que forma nuestra historia?.

   No, tranquilos. Jamás hablaré de nada que afecte a terceros. Yo no juzgo, sólo interpreto el lenguaje de los ojos... sólo escucho las miradas... sólo siento en silencio... para mi.

   Soy fiel al Nesquik aunque por momentos los grumitos del Cola Cao me hicieran mella, había algo de imposible en el camino para llegar feliz, al sabor a chocolate. Demasiadas vueltas con la cuchara... y restos pegados en el fondo de la taza, difíciles de quitar. Quizá el tiempo.

   La duda sólo te abre el abanico de posibilidades pero no es obligatorio cambiar de dirección.

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