jueves, 14 de noviembre de 2013

Por lo que hoy el olvido se ha convertido en victoria.

   Me olvidé de una fecha que antaño era día feliz seguro. Celebración con horas de noche, alcohol y risas. De vivencias que calaron hondo, muy hondo en mi. Igual mas de lo necesario. Una fecha que con el tiempo se convirtió en dolor o pena, dolor y pena de recuerdos. De preguntas equivocadas. De respuestas realistas y dolorosas.
   En cambio ahora ya todo queda en simbolismos. Me olvidé de una fecha que con el tiempo dejó de ser importante. De carecer de prioridad en mis planes. Creo que se me olvidó porque por fin mi cerebro asumió que me echaste de tu vida y respira aliviado en forma de olvidos. Sin maldad. Ingenuos y alegres porque encontraron el sentido justo de las cosas.
   Y fue el volver a sentirte quizá lo que me indujo a dejar de hacerlo. Fue acabar otra noche como acababan antes lo que hizo que supiera que eso ya, no era para mi. El dar sin recibir. El cuidar el desapego. El tabú de ser por un momento, otra vez sonámbulo de mis peores instintos, lo que hizo que mi mente huyera del pasado frágil que no es presente porque no debe serlo.
   Ahora parece qui si van al unísono mi corazón, mi cerebro, mis ojos y mis manos. Ahora ya no buscan ni tu pecho, ni tu cabeza, ni siquiera la caricia indescifrable de tu mirada. Por lo que hoy el olvido se ha convertido en victoria.


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