En cada ciudad los días siguen su propio curso. Cuando estás de viaje ademas se añaden sentimientos fuertes de ganas por conocer. Inquietud. Placer. Lo mismo paseas feliz a -10 ºC por el barrio judío de Cracovia, como te enfundas las
Carrera (o parecidas) en una terraza de la plaza Dam de Amsterdam. Quieres descubrir y descubrirte, y un diluvio en las afueras de Leeds puede convertirse en toda una tarde de risas...
"it´s drissing".
Y qué decir de las noches. Lo mismo descubres una plaza encantadora donde perderse y encontrarse en el paraíso tulipán, que aspiras, respiras y suspiras, todas las sensaciones desde una azotea. Debajo, ante tus
pies, nada mas y nada menos que la plaza Djema El Fna de Marrakech. Tus ojos no quieren cerrarse por miedo a olvidar todo lo que ves y no acostumbras.
Y las aventuras... el viaje en si es una aventura. Otros idiomas, otras monedas... pero las mismas necesidades. Si, yo también acabé durmiendo delante del escaparate de Louis Vuitton en Edimburgo y no me avergüenzo jajajaja. Y defendí a Raúl Gonzalez hablando con un irlandés en las taquillas de Old Traffor antes de un Manchester-Chelsea.
En definitiva viajar es ir poco a poco conociéndose a uno mismo (y a los demas). No deberíamos tener amigos con los que no pudiéramos viajar. Y entiéndase viajar no como excursiones del imserso. El viaje es sinónimo de libertad. Si no, mejor vete a un centro comercial (así seguro que no nos cruzamos).
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Edimburgo |
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plaza Dam de Amsterdam |
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Leeds |
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plaza Djema El Fna de Marrakech |
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barrio judío de Cracovia |
Me ha venido a la mente, amoxicilina y paracetamol. jaja :D
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