Tengo que contar hasta diez. Uno, dos, tres... cada vez que otro explota y pierde las formas. Yo no puedo ser injusto. Me quemo y tengo que seguir con mi sonrisa aún así porque no puedo ser parcial y dejarme llevar por lo mediocre aunque normalmente sea lo que mas conviene. Escupo azufre con las injusticias pero no puedo levantar hacia nadie el dedo acusador porque quizá yo sea el mas imperfecto de todos y me compensa buscar ser a cada minuto un poco mas íntegro.
Me pierden las lágrimas y no ser inteligente. Me pierde el corazón y dejarme llevar. Y no entender que para muchos no importa tanto el fondo como la forma. Que sus ojos grises acuñan para cada complejo no resuelto, en mi, una nueva estaca hecha de lado porque de lado marchan los no valientes. Ellos de lado y yo de pecho que me parto por ser justo ahora si en el fondo y en las formas. Pero es que no soy inteligente.
Y sigo contando...cuatro, cinco, seis, siete... yo que soy adicto a los abrazos, a que me saquen la lengua o que me guiñen un ojo. Y regalo chocolate y chucherias y caritas sonrientes dibujadas cuando el de al lado está serio. Al final te quemas de tanto que hable la gente. Que deformen mi forma de ser porque sea raro buscar la manera lícita de conseguir los ascensos y el cariño. O porque unicamente no sea como ellos.
Pero es que siempre ha sido así. Siempre el centro de las cosas sin querer serlo (o por lo menos sin querer serlo siempre). Aunque recompensa el afán que nace en otros por protegerme y recordarme lo mucho que ya he enfrentado como para perder batallitas sin postín. Si me río de la vida aún sin motivos (a veces), es porque entiendo que es el mejor modo de no quedarte bailando siempre en la cara B de la cinta que separa a los que simplemente están, de los que vivimos.
Y termino de contar... ocho, nueve, diez y media, ya es la hora de volver a casa. Mañana será otro día, otra oportunidad para seguir creciendo.
Ten claro que eres mucho más inteligente de lo que crees, la suciedad que te rodea debe quedar en lo que es, suciedad. Sabes muy bien lo correcto, lo oportuno y lo que pretendes y quien te conoce no tiene duda alguna, tus intenciones y tú sois pura claridad. ¿Envidia? Porque no...quizás así sea la manera de sacar a la luz esa ineptitud que para ti es una clara capacidad innata. Hacer sentir bien, crecer, luchar, sacar lo mejor de ti mismo y de los demás es algo que llevas de serie, así que quédate con eso y olvida el qué dirán. Adiós a ese sentimiento mustio porque si hay algo que te corresponde e identifica es esa carita sonriente, y queremos verla ya.
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