Con tantos veranos en sus ojos,
no se da cuenta del peso de los verdes
quemados,
ni del calor que suda ansiedades
ni de los miedos fríos
de unos dedos congelados,
que van espalda abajo en forma
de caricia - se cree-,
pero no es mas que temor
a las certezas.
La de que aquí nos vamos
que no somos perennes y
nuestros sueños,
como las hojas y las vidas,
caducan.
En verano todo se hace mas difícil
cuando en vez de playa,
es el asfalto por donde navegas
y hace que veas
espejismos.
Cáceres-Lijó
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