domingo, 16 de septiembre de 2012

El lugar que yo quiero

 
   Los sueños no son utopías. Son en todo caso el principio de algo mejor, a dónde pretendemos llegar o lo que queremos conseguir. Y yo sueño constantemente. Reproduzco  en mi mente lo que quiero para llegar a conseguirlo. No lo olvidéis. Soñad con lo que parezca imposible porque conseguiréis acercaos a ello enormemente.

   Yo sueño con un lugar mejor en dónde vivir. Un lugar organizado con el propósito inalterable de dar vía libre a la potestad de obrar con reflexión y voluntad. Tener la capacidad de elección en cada momento y sacar a la luz el incuestionable potencial de todos y cada uno de nosotros.

   Sueño con que ese modelo de organización lo lideren aquellos que saben. Ya he utilizado éste término en alguna otra reflexión, la "sapiens-cracia". Sapiens, del Latín, saber; y cracia, poder. Que la responsabilidad la lleven a cabo los mas doctos en todas y cada una de las facetas necesarias para el buen funcionamiento de una colectividad. No es nada nuevo. El ser humano lleva dejándose guiar y aconsejar por sus mayores, por aquellos con mas experiencia, varios millones de años. Podemos observarlo en asentamientos humanos a lo largo de nuestra historia, en todos y cada uno de nuestros continentes.

    A las personas que mas saben, se les puede exigir el deber moral de llevar a cabo sus funciones en las mas altas cotas de excelencia, y puesto que serán ejemplo, deben ser personas extraordinarias. ¿Es que acaso no confiaríamos en personas extraordinarias para tomar decisiones que nos afecten a todos?. Apuesto a que si. Nuestro problema es que ante las dificultades que se nos presentan como sociedad, dejamos todo en manos de personas mediocres, sin preparación, sin moral, ni capacidad de ejemplificar con sus actos. A veces es simplemente incapacidad. Otras es por desgracia, el querer lucrarse de un poder otorgado, obviando sus funciones propias, para sacar un beneficio personal, de manera poco ética. Los designios de una civilización no pueden estar en manos de personas tan insignificantes. Presidentes de gobiernos que no respetan ni siquiera lo mas básico y esencial que existe para vivir, la propia vida. Lo vemos por todas partes.  No valoramos en absoluto el único instrumento que nos permite llegar a conseguir cualquier cosa. Nuestra propia vida. Ningún ser humano puede decidir cuando acaba la historia de otro ser humano. Esa capacidad no nos pertenece. Es ajeno a nosotros y cuando jugamos a que tenemos ese poder, llevamos a cabo los actos mas crueles, simplemente porque en algún momento el grupo de personas o la persona que toma esa decisión olvida que no es algo que nos pertenezca. Y no sólo privándonos de la vida sino también haciendo de ella un valle de lágrimas. No poder acceder a una vivienda, no poder tener un trabajo que nos permita realizarnos o no disponer de agua y alimentos... es el resultado del poder en manos de personas amorales y mediocres. Dando como válidos y aceptables, estados en el ser humano inválidos e inaceptables.


   Sueño que como respuesta a todo esto, el ser humano en masa se levante. Un "hurry up" universal que acabe de una vez con todo lo que damos por normal y choca por entero con nuestros propios intereses.

   Sueño con el fin de políticos vistos como dioses, que organizan países solo bajo sus intereses.

   Sueño con el día en que no exista en ningún lugar del mundo la pena de muerte. Que nadie pueda basándose en una ley contraria al ser humano, matar a otro ser humano. Ni con electricidad, ni con una jeringuilla, ni con un tiro en la nuca, ni a pedradas...

   Sueño con el día en el que no haya ni una sola persona que no pueda beber agua o comer. En un planeta en dónde las tres cuartas partes que lo componen es agua tenemos la obligación de investigar y atajar éste problema. No puede ser que el comer y el beber agua dependan del lugar del mundo en dónde nazcamos. Es una aberración vivir cómo vivimos en algunos lugares, sabiendo como sabemos lo que ocurre en otros.

   Sueño con el día en el que se premie ser diferente. Que las ideas valgan y a los visionarios de un mundo mejor no se les queme en la hoguera del miedo, que la élites encienden para no perder sus privilegios.

   Sueño con un mundo en donde no haya excusas y todos tengamos el firme propósito de ser feliz.

   Sueño con un lugar en el que se deje ya de sufrir como lo hacemos. Casi a diario. Casi por todo. La vida hay que asumirla para poder disfrutarla y recorrerla sin tanto sufrimiento.

   Sueño con un mundo justo, equitativo y transparente. Con una sociedad coherente que deje atrás de una vez por todas el ego de las ideologías o las religiones que adulteradas nos encaminan a la autodestrucción. Ni comunismos, ni fascismos, ni socialimos... ni Alá, ni Jesús, ni Mahoma, ni Buda.... aparquemos todo eso para centrarnos en el tú y yo. En lo que tocamos o lo que vemos. Dejando que nuestra conciencia filtre lo que sentimos.

   Sueño un mundo en dónde haya por lo menos mil artistas por cada militar o policía. En dónde se aprecie por encima de todo el saber, el arte, el esfuerzo, la tenacidad... haciendo desaparecer las cosas que hoy importan... el dinero, el poder sin principios, el radio de acción de un nuevo misil, una bandera o una idea adulterada de Dios.


   Sueño un mundo que de las mismas oportunidades a todos que de lo mismo ser hombre o mujer, negro o blanco, heterosexual, bisexual, gay...católico, judio, musulmán... agnóstico... porque el ser, ser humano, estará por encima de todo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario