Cada vez entiendo mas la expresión "La guerra es la madre de todas las cosas" de Heráclito de Efeso. Según ésto a la paz siempre le sigue la guerra y a ésta de nuevo la paz. Y es en esa lucha de contrarios dónde se produce el movimiento.
Llevándolo al tema económico, en relación a la situación económica de los estados, podríamos decir que a la bonanza económica siempre le sigue una gran perdida y después, indefectiblemente otra época de vacas gordas. Vengo a referirme más concretamente a la similitud de cambios y rupturas entre España y Argentina. Y sobre todo a lo poco que sacamos de positivo, de aprendizaje, de los momentos mas complejos. En esto no vengo a hacer crítica severa a la Argentina, quien me conoce y me lee sabe que "soy tan español que siempre quise ser argentino", frase de un poema que escribí hace años in memoria de Maradona, Kempes, Fillol, Valdano... Tengo la sensación que ambos pueblos han tenido o tienen la impresión de que quién les gobierna se hincha a ganar dinero y que uno siempre tiene que trabajar mas para ganar menos. Ambas historias hablan de dictaduras, de miedos, de muertos y desaparecidos, y de luchas y victorias sociales. Y ambos también conocen las luces y las sombras de lo político y económico cada cierto tiempo.
Mis primeros recuerdos, por lo que se hablaba cuando era pequeño, es de aquella Argentina moderna y cosmopolita a dónde los españoles se iban a trabajar durante la Dictadura. Siempre se tenía o se había tenido un familiar en Argentina que había ido en busca de fortuna... como los que iban a Suiza o Alemania. Sobre todo el contraste entre el que decidía irse y los que se quedaban (y aguantaban). ¡Qué se lo digan a los gallegos! de hecho allí a los españoles se nos conoce como "gallegos". Además el fútbol. Para mi, todo (simpatizante de Newell´s). Siempre me atrajo el fútbol de allá. Jugadores, campos, aficiones, apodos... en el fútbol ser argentino es un plus. Pero de pronto a mi cerebro empezaron sólo a llegar imágenes negativas. Inestabilidad política, crash financiero, deterioro social. Se me quedaron muchas imágenes grabadas de por aquel entonces. De pronto la Argentina que yo intuía aparecía como muerta. Salían por televesión las clases medias a las puertas de los bancos reclamando su dinero, las calles llenas de gente sin un techo, comedores sociales, represiones policiales... era triste, muy triste ver a un país hermano en esa situación. En ese momento muchos argentinos deciden desandar los pasas de sus antecesores posiblemente y viajan a España a comenzar de nuevo como puerta de entrada fácil a la floreciente (euro) Europa. Ahora nos iba bien a nosotros. Las burbujas no habían explotado y todos vivíamos felizmente por encima de nuestras posibilidades y todos los tópicos de nuevos ricos. Pero por aquello de la lucha de los contrarios que comenté al principio, ahora Argentina, y casi toda América del Sur está levantando. En parte por el empuje de Brasil una de las potencias emergentes con mas fuerza internacional. Con éstas son ahora los argentinos los que olvidan las vacas flacas, y olvidan las dictaduras, los colchonazos y el corralito, y se ven de nuevo ricos, con la clases medias de nuevo en funcionamiento. En 2001 en Argentina según el INDEC hasta 15 millones de argentinos vivía por debajo del umbral de la pobreza, y de éstos 3,5 millones solo entre Capital y Gran Buenos Aires (recordemos que la población total de Argentina es algo mas de 41 millones). De echo intuyo que los argentinos que viajan y gastan y no recuerdan, serán los niños de aquellos padres que anduvieron por las calles para conseguir cambios. Esos niños que ahora son adultos y que olvidaron lo cercano que se está del peor de los males cuando vivimos el mejor de los momentos.
Es en definitiva una historia paralela de dos países que se acostumbran a vivir como pobres o como ricos según la circunstancia. O miramos todo por encima del hombro, o no somos capaces de levantar la barbilla por vergüenza. Hoy somos nosotros los que agachamos, a los que nos expropian. Ayer seguramente fuimos los listos, los que extranjerizamos su capital. Hoy una mamá de Buenos Aires compra como si no hubiera un mañana remeras y poleras acá porque está todo super barato. Quizá hoy es ella la que se sorprende de como está la España que seguro conoce por sus abuelos. Las niñas van de shopping y no paran los -¿te hago una consulta?-.
Pero irremediablemente el gustillo que me queda es ... la memoria que olvidamos.
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