sábado, 10 de marzo de 2012
"Fée Verte", crear o ser feliz
El ser feliz solo se palpa si se conoce su antítesis. Podríamos decir que si uno no ha sido nunca desgraciado, no puede llegar a ser feliz de veras. Como el que nunca ha tenido hambre de verdad, tampoco es capaz de apreciar lo bueno que hay en comer un trozo de pan recién hecho. De modo que la felicidad la conocemos porque sabemos que es lo opuesto a una realidad que no se nos escapa que es la infelicidad. Como sabemos que hay vida porque existe la muerte, o que los días y las noches se alternan, el uno por el otro y el otro por el uno.
Teniendo claro esto y haciendo referencia en el mundo creativo, al axioma que nos recuerda que el genio creador nace de la desgracia, ¿puede ser feliz al cien por cien, alguien que necesite ser desgraciado para poder crear?, ¿el artista, aún siendo feliz, busca de un modo inconsciente la desgracia para poder desarrollarse plenamente?, ¿y ese desarrollo pleno, no sería en suma, el fin del propio artista, al alcanzar un grado de felicidad tal que le impida seguir teniendo la naturaleza como ser que le identifica?
Ya sea en la pintura, en el cine o en la música, disponemos de innumerables biografías de personas que estando muy por encima del resto, terminaron siendo presa de esa dualidad entre felicidad e infelicidad, entre lo que se supone que son y lo que se supone que tienen que ser. Entre los escritores también es notorio esa vida lánguida de aquellos que están en permanente lucha consigo mismo. Baudelaire, Bukowski, Truman Capote, Rubén Darío, Dostoyevski, William Faulkner, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Allan Poe, Rimbaud, Paul Verlaine... entre otros lucharon contra sus demonios intentando responder éstas cuestiones y muchísimas mas y a buen seguro se fueron sin conocer a ciencia cierta que es lo real y qué lo que adicionamos en nuestro camino para configurar lo que somos.
¿Acaso la vida creativa va en contra de la felicidad?. Es poco entendible que aquello que al sujeto receptor puede llegar a hacer infinitamente feliz, como lo son todas las corrientes creativas, pueda nacer de alguien que viva permanentemente en el vaivén de éste tipo de incertidumbres.
Parece que la Fée Verte sigue siendo necesaria para salirse de uno mismo y crear.
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