lunes, 6 de febrero de 2012

De aquí para allá

   Eran ya algo mas de las doce de éste mediodía. Unas doce con sol y frío... aunque hoy, un poco menos.
   En éste mediodía de vacíos y estertores, en el cómodo abrazo del sofá en el que vivo, dentro de Walt Whitman, he leído a Lorca haciéndole una Oda. He leído a Lorca desde lejos abrazando como pocos el peso de los pesos que cargó el poeta. He leído y he visto a través de los ojos de uno, los miedos del otro. Me he sentido más que triste, diferente. Quizá con... un pequeño dolor de ignorante leopardo.

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