En el andén de la estación
donde perdemos la vida,
donde el músico se la gana
y busca,
escondiéndose de lo que llueve ahí fuera.
Hincha el pecho
de nuevo aires,
no seas cobarde y muéstrate tal cual,
-¿crees qué eres gorda y fea?
eres lo que quieres creerte
pero no lo que sientes.
El anochecer romántico que parpadea
sobre el río,
donde tú calma reposa
todas las sensaciones,
y recuerdas el guiño
de aquel pequeño y sucio
perro blanco,
con su pañuelo cowboy
a cuadros...
y la mirada de un niño.
Las nubes grises
profundas,recias,severas.
Te amenazan desde el cielo
que un día soñaste.
Pero...¡grita!,
¡no seas cobarde!,
aunque aparezcan en blanco y negro,
las sonrisas,
siempre trasmiten lo que son.
Y busca el sitio perdido,
vacío,
donde mirabas el cielo infinito
y creías poseerlo.
Deja que la lluvia te empape
y mira hacia arriba.
Aprendete las gotas y
el camino entre
los árboles,
vestidos de otoño.
Al lado siempre hay alguien
que tira de un carrito con su vida.
Son solo sombras reflejadas
en la cárcel del olvido,
en lo siniestro,
en el tacto frío del hormigón.
El cristal empañado,
no es excusa para no ver la luna
que en la noche acude en tú busca,
entera,
eterna,
y se despide de las hojas
y tú quemas las horas,
consumiendo velas y cigarrillos.
Una coca-cola siempre significa algo.
Una mirada perdida,también.
Podría repasar tus ojos durante horas
y aún así no terminar de aprendérmelos.
¡No los cierres!,
deja que me vea
a través de ellos...
me gusto mas así.
¡Grita!,
¡abre los ojos!,
¡levanta!.
Logra permanecer quieta durante horas
como el rocío.
Deja que sea el propio mundo
el que te reconforte...
en un campo eterno,
en un mar con el cielo reflejado.
No olvides nunca
que el mas desgraciado,
también sueña
en las copas verdes
de los árboles mas altos,
y que el camino es duro
y la soledad impuesta,duele.
La oportunidad se mece,
sobre una amapola
perdida entre espigas.
¡Y ese punto rojo
en el verde sostenido,
nos recuerda que estamos vivos!
Increíble.
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