Las cosas que se dicen
las miradas,
los secretos que entre dos
ya no son nada
y el misterio acogedor
de conocerse.
Poco a poco
como las caricias,
en ocasiones guiados los segundos
por el impetu
por las ganas y
el temor infantil de no pisar
el suelo
por momentos.
Poco a poco
para cuando quieras
que vuele.
Poco a poco
para no acabar de recorrerte.
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